Lo siento.
No quiero ser un emperador.
Eso no es lo mío.
No quiero gobernar ni conquistar a nadie.
Me gustaría ayudar a todos si fuera posible.
Judíos, gentiles, negros, blancos.
Todos queremos ayudarnos.
Los seres humanos son así.
Queremos vivir con la felicidad de los demás no con su miseria.
No queremos odiarnos ni despreciarnos entre nosotros.
En este mundo, hay sitio para todos.
La buena tierra es rica y puede sustentar a todos.
El estilo de vida puede ser libre y hermoso.
Pero hemos perdido el rumbo.
La avaricia envenenó las almas de los hombres, ha puesto barricadas en el mundo con odio.
Varios malvados nos llenaron de miseria y sangre.
Hemos desarrollado velocidad, pero nos hemos encerrado en nosotros mismos.
La maquinaria que nos da abundancia ahora provoca necesidades.
Nuestros conocimientos nos han hecho cínicos nuestra inteligencia duros y crueles.
Pensamos mucho y sentimos poco.
Más que maquinaria necesitamos humanidad.
Más que inteligencia necesitamos bondad y dulzura.
Sin estas cualidades la vida será violenta y todo se perderá.
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